15 de novembre 2015

Batalla final

París, 13 de Noviembre de 2015












Ha sido en París pero sabemos que podría haber sido en otra ciudad. Sabemos ya que algo parecido ocurrirá sin duda en algún otro lugar. Incluso a veces ignoramos que está ya ocurriendo en otro lugar. No son atentados tan difíciles de preparar y de realizar como los del 11S, pero están animados por una misma certeza, imposible de comprender desde ese Otro lugar en el que nos seguimos creyendo. Y es una certeza que se transmite como un reguero de pólvora de manera cada vez más explícita en la Red utilizada por el Estado Islámico: es la batalla final, son los signos claros del fin del mundo, el preludio de lo que otros llamaban Apocalipsis. Bin Laden no solía mencionar el Apocalipsis. Por el contrario, los fundadores del Estado Islámico se han referido a este momento final desde el principio para situar el necesario e inevitable pasaje hacia el Otro lugar. Y en esta batalla final, la ciudad siria de Dabiq, cerca de Alepo, es el lugar en el que según la tradición se librará la batalla decisiva contra los “romanos”, los del Otro lugar que se creen a salvo de ella. Ante esta certeza, la vida vale exactamente lo que vale el pasaje al Otro lado. Y puede ser muy poco, sólo el pellizco que se siente en el cuerpo al apretar el botón del chaleco-bomba y hacerlo explotar en medio de la multitud. Sin miedo alguno. Podemos llamarlo religión, pero sería un error creer que es algo parecido y simétrico a “nuestra religión” —incluso la que no sabemos que profesamos— y que en todo esto se trata, finalmente, de una “guerra de religiones”, incluso si lo llamamos “modos de vida”. Más bien se trata de un “modo de morir” que nada tiene que ver con el que la mentalidad occidental ha alimentado durante siglos para dar un sentido a lo real de la muerte. En esto el yihadista gana de entrada, porque este pasaje al Otro lado es para él un privilegio y un placer.
Entender algo de este Otro modo de abordar lo real de la muerte es entonces cada vez más indispensable para no perder cada batalla que se quiera final.


Referencias: